Vuestros sacerdotes
EL CRISTO DEL PRADO NOS AYUDE
… El Pueblo entero le tiene una gran devoción y se encomienda a Él y, si, tiene otras devociones sobre todo a la Stma. Virgen, pero no igualan con la de su Cristo.
Todo esto es lo que a grandes rasgos se puede contar, porque es para verlo más que contarlo.
(Escrito con lápiz: Clavo-Siglo XVII-).
“Si alguna vez pasan por Madridejos pueden pasar para ver la venerada imagen y si quieren venir a las fiestas en el 14 de septiembre o el Viernes Santo a las seis de la mañana verán como lo que les digo no es falso”.
“El Cristo del Prado nos bendiga a todos como Él sabe hacerlo”.
Son las últimas líneas de unos escritos de Alejandro, el sacristán, que encontramos por alguno de los cajones del despacho parroquial que nos dan pie para expresar en este “saluda” nuestra más cordial felicitación y nuestros sinceros deseos de que, con la ayuda y la protección de Cristo, vayamos haciendo realidad esos sueños a los que hacemos referencia en las líneas siguientes.
Ojalá que los que pasen para ver la venerada imagen, puedan percibir, que la “Gran Familia del Cristo del Prado”, compuesta por todos los fieles de Madridejos, intentan hacer realidad los sueños de aquel que nos mira, clavado en su cruz, desde hace mucho más de los 1500 años a los que hace referencia Alejandro.
Sueños que nos invitan a una manera de vivir que atrae y cautiva; y que, ojalá, pudiera ser una continuación de estos días que vivimos de una forma especial nuestra familiaridad y nuestra alegría en torno “al” Cristo del Prado que, desde su cruz, parece que nos quiere decir:
– Sueño con una FAMILIA en la que “todo está permitido menos el no amarse”.
– Sueño con una FAMILIA en la que “venga reconocida la primacía de la persona, y en la que todos estén convencidos de que el bien común no puede sino coincidir con el bien de cada uno”.
– Sueño con una familia en la cual “la igualdad fundamental de todos sus miembros sea reconocida y acentuada por todos los medios”.
– Sueño con una familia en la que “los débiles, los pequeños, los últimos sean los más queridos, los más defendidos”.
– Sueño con una familia-hogar en la que “todos sientan comprensión y aliento; que comprenda, disculpe, apoye, estimule y, si es necesario, corrija. Que se alegre con los éxitos y sufra con los fracasos de todos y cada uno de sus componentes”.
– Sueño con una familia en la que “cada uno tenga el valor de expresar con libertad lo que piensa, lo que siente, lo que le preocupa y lo que sueña, sin que por ello se sienta perseguido o menospreciado”.
– Sueño con una familia en la que “todos permitan ser discutidos. En la que brille: felicidad es poder decir la verdad sin hacer llorar a nadie”.
– Sueño con una familia en la que “no haya tiempo que perder en sospechas, maledicencias, silencios y chismes”. Donde se es¡timan y se respetan no hay tiempo que perder.
– Sueño con una familia en la que “la única sospecha válida sea la sospecha de que alguno de sus miembros no recibe la parte de amor y de atención que le corresponde”.
– Sueño con una familia en la que “sea desaprobado todo intento, de cualquier parte que venga, de hablar mal de una persona ausente. Familia en la que todos se sientan seguros”.
Si hiciéramos lo posible por llevar eso a cabo, no sólo seguiríamos las recomendaciones del Papa Francisco para el próximo curso: la Misericordia, sino podríamos también escuchar en boca de los que nos visitan: “SE VE, SE NOTA QUE ESTA FAMILIA ES SEGUIDORA DE LAS DIRECTRICES DEL CRISTO DEL PRADO”.
Terminamos repitiendo la última línea de los escritos de Alejandro:
“EL CRISTO DEL PRADO NOS BENDIGA COMO ÉL SABE HACERLO”.
¡Felices fiestas a todos!
Vuestros sacerdotes